En la tradición china, el fin de año no es solo un cambio de calendario. Es un umbral sagrado, un momento donde el tiempo se afina y el pasado, el presente y el futuro parecen tocarse. Antes de recibir lo nuevo, hay algo esencial que debe hacerse: honrar lo que fue.

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Para la cosmovisión china, los ancestros no pertenecen únicamente al pasado. Siguen vivos en la memoria, en la sangre, en la fortuna del linaje. Por eso, los rituales de fin de año comienzan mirando hacia atrás, con respeto y gratitud, antes de dar el salto hacia adelante.

El ritual de los ancestros: recordar para proteger

Uno de los actos más importantes es la ofrenda a los ancestros. En muchos hogares se limpia un pequeño altar familiar o un espacio especial de la casa donde se colocan fotos, nombres escritos o símbolos que representan a quienes ya partieron.

Allí se ofrecen alimentos —frutas, arroz, té, platos tradicionales— y se enciende incienso. El humo no es decorativo: es el puente. Se cree que lleva los mensajes, los agradecimientos y también las peticiones de protección para el año que comienza.

No se trata de pedir desde la carencia, sino desde el reconocimiento:
“Gracias por el camino recorrido, acompáñennos en el que viene.”

Limpieza profunda: barrer el año viejo

Antes del Año Nuevo Lunar, las casas se limpian de manera minuciosa. Pero esta limpieza no es solo material: es simbólica y energética. Se barren rincones, se ordenan objetos, se descarta lo roto o lo que ya no sirve.

El gesto tiene un sentido claro: no llevar cargas viejas al nuevo ciclo. Se cree que la suciedad acumulada también es energía estancada, emociones no resueltas, historias que ya cumplieron su función.

Un detalle importante: una vez que comienza el año nuevo, no se barre durante los primeros días, para no “expulsar” la buena fortuna recién llegada.

Preparaciones para recibir el nuevo año

El rojo aparece en todos lados: puertas, sobres, decoraciones. Es el color de la vida, la protección y la buena suerte. También se preparan comidas específicas, muchas con significados simbólicos: abundancia, unión familiar, longevidad.

La mesa compartida es central. Comer juntos no es solo celebrar: es reafirmar el lazo, recordar que la prosperidad no es individual, sino colectiva.

El fin de año, entonces, no se vive en soledad ni en apuro. Se vive en comunidad, en memoria y en presencia.

Un cierre ritual, una enseñanza universal

Más allá de la cultura, los rituales chinos de fin de año nos dejan una enseñanza poderosa:
no se puede empezar de verdad sin antes agradecer, limpiar y recordar.

Honrar a los ancestros, ordenar el espacio y preparar el cuerpo y el espíritu para lo nuevo es, en el fondo, un acto profundamente humano. Una forma de decirle a la vida: estoy lista, estoy listo, recibo el próximo ciclo con respeto y conciencia.

Ritual práctico de fin de año: honrar a los ancestros y abrir el nuevo ciclo

Este ritual está pensado para realizarse en los últimos días del año, en un momento de calma. No busca “pedir milagros”, sino ordenar la energía del linaje, agradecer y disponerse a recibir lo nuevo con conciencia.

Vas a necesitar:

  • Una vela (preferentemente blanca o roja)
  • Incienso (sándalo, mirra o el que tengas)
  • Un cuenco o plato con arroz, frutas o pan
  • Un papel y algo para escribir
  • Un objeto que represente a tu familia o ancestros (una foto, un anillo, una piedra, un símbolo)

Paso a paso

1. Preparar el espacio
Elegí un rincón tranquilo de tu casa. Limpiá primero el lugar de forma consciente, aunque sea de manera sencilla. Mientras lo hacés, repetí mentalmente:
“Dejo ir lo viejo, preparo espacio para lo nuevo.”

Colocá allí los elementos como si crearas un pequeño altar.


2. Encender el puente
Encendé la vela y luego el incienso. Observá el humo unos segundos. Imaginá que conecta tu presente con quienes vinieron antes que vos.

Decí en voz alta o en silencio:
“Honro a quienes caminaron antes. Gracias por la vida, por la fuerza y por el camino recorrido.”


3. Agradecer y soltar
En el papel, escribí dos listas breves:

  • Algo que agradecés al año que termina (aprendizajes, vínculos, momentos).
  • Algo que elegís dejar atrás (miedos, patrones, cargas heredadas que ya no querés repetir).

No lo pienses demasiado. Dejá que salga lo verdadero.


4. Ofrecer y pedir protección
Colocá el papel doblado debajo del cuenco con alimentos. Este gesto simboliza entregar tus palabras al linaje.

Luego decí:
“Que lo aprendido quede como sabiduría. Que lo que suelto se transforme. Que el nuevo ciclo llegue con claridad, protección y equilibrio.”


5. Cierre consciente
Quedate unos minutos en silencio. Sentí tu cuerpo, tu respiración, tu presencia.

Cuando sientas que el ritual terminó:

  • Dejá que la vela se consuma de forma segura, o apagála con respeto.
  • Al día siguiente, podés devolver los alimentos a la tierra o compartirlos, como símbolo de circulación.

Un gesto final

Este ritual no termina cuando se apaga la vela. Continúa cada vez que recordás que no estás sola/o, que sos parte de una historia más grande, y que cada cierre consciente abre un comienzo más liviano.

Profesional Eva Lilith Gonzalez

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